El panorama cinematográfico actual ofrece un contraste fascinante entre el éxito comercial masivo en la industria india y las propuestas de autor cargadas de adrenalina que llegan desde occidente. Mientras una producción rompe esquemas financieros con una constancia nunca vista, otra cinta se prepara para sumergir a la audiencia en la ansiedad y la ambición de los años 50. A continuación, analizamos estos dos fenómenos que marcan la pauta en la cartelera mundial.
Un fenómeno imparable en la recaudación
La cinta “Dhurandhar” está viviendo una trayectoria de ensueño que, lejos de desacelerarse, parece cobrar más fuerza con el paso de los días. Tras veinte jornadas en cartelera, la película ha logrado mantener una racha impresionante, superando los 20 crores de rupias diarias en casi todas sus emisiones, salvo una única excepción. Desde su estreno, donde alcanzó la cifra de 28,70 crores, el filme no ha dejado de sorprender, registrando recientemente 20,90 crores en su vigésimo día. Este nivel de consistencia es un hito sin precedentes en la industria, algo que probablemente no volveremos a ver hasta la llegada de una secuela, dado que se espera que “Dhurandhar 2” duplique estas cifras de apertura.
Lo que hace a este desempeño aún más extraordinario es la solidez de sus números. Únicamente el lunes, correspondiente a su decimoctavo día, la recaudación descendió marginalmente por debajo de la marca de los 20 crores, situándose en 19,70. Fuera de ese leve desliz, la película ha mantenido un ritmo de éxito ininterrumpido. De hecho, las proyecciones indican que hoy, gracias al feriado navideño, la recaudación rozará los 30 crores. Aunque es probable que mañana las cifras vuelvan al rango de los 20, se anticipa un repunte significativo para el sábado y el domingo, consolidando un fin de semana espectacular.
Bajo este escenario, la obra dirigida por Aditya Dhar tiene asegurado su ingreso al exclusivo “Club de los 700 Crores” este mismo sábado, para cerrar el fin de semana con cifras aún mayores. Actualmente, con un acumulado de 640,20 crores, se estima que el gran total oscilará entre los 730 y 740 crores antes de iniciar los días laborables. Con la temporada festiva en pleno apogeo, todo apunta a que la afluencia masiva de público continuará en las próximas semanas.
La obsesión por el triunfo en “Marty Supreme”
Mientras en la taquilla los números no dejan de crecer, en la pantalla la tensión narrativa alcanza nuevos niveles con “Marty Supreme”. La película nos presenta a un joven fibroso de veintitantos años, interpretado por Timothée Chalamet, inmerso en la Nueva York de la década de 1950. Desde los primeros minutos, la audiencia es testigo de la inagotable energía de Marty Mauser, un vendedor de zapatos capaz de convencer con soltura a un cliente exigente para que compre una marca más costosa. Sin embargo, su ambición no está en el comercio minorista. Cuando su jefe, que resulta ser su tío, intenta ascenderlo a gerente de la tienda, Marty, un chico judío de clase trabajadora, rechaza la oferta de plano.
Su único objetivo profesional es convertirse en el jugador de tenis de mesa más famoso del mundo. No obstante, este ideal atlético no parece haberle otorgado disciplina; acto seguido de renunciar, se dirige a un armario del almacén para un encuentro apasionado con su amiga cercana Rachel, interpretada por Odessa A’zion. Marty es un personaje vivaz, y la película vibra en esa misma frecuencia: ansiosa, inquietante, pero insoportablemente emocionante. Poco después de esa estrepitosa escena inicial, el protagonista llega a Londres para competir en un torneo mundial de ping-pong, mientras se queja de la deficiente hospitalidad recibida.
El director Josh Safdie, conocido por sus trabajos previos en colaboración con su hermano Benny, logra que este viaje de alto estrés sea digerible gracias a un impulso narrativo estimulante. Aunque el metraje es extenso, con una duración de 150 minutos, la cinta opera a un ritmo vertiginoso, saltando de un giro argumental a otro sin dar respiro. El espectador queda prácticamente esposado a un protagonista poseído por una habilidad innegable y un gran atrevimiento, pero que es incapaz de dejar de ser su propio obstáculo. Al final, ver fracasar a alguien no debería resultar tan entretenido, pero en esta historia, la lucha de Marty Mauser por no detenerse resulta hipnótica.