A sus 68 años, Spike Lee ha atravesado varias etapas en su carrera cinematográfica. Desde su brillante racha que comenzó con She’s Gotta Have It y culminó con Bamboozled, hasta un período más irregular con obras destacadas como 25th Hour y otras menos logradas como She Hate Me. Aun así, en años recientes, con éxitos como BlacKkKlansman, American Utopia y Da 5 Bloods, Lee ha demostrado un resurgimiento notable. Ahora, con Highest 2 Lowest, parece haber encontrado una nueva energía creativa, entregando una de sus películas más intensas desde Inside Man.
En esta nueva producción, presentada fuera de competencia en el Festival de Cannes, Lee rinde homenaje a dos de sus pasiones de siempre: el cine del legendario director japonés Akira Kurosawa y su colaboración con Denzel Washington. Lo hace a través de un thriller criminal exuberante y caótico, que sorprende constantemente y se aleja de las convenciones narrativas esperadas. Aunque al inicio su ritmo pausado podría sugerir que Lee ha perdido el toque, pronto la cinta estalla en una vorágine cinematográfica llena de estilo, creatividad y algunas de las imágenes más potentes de su carrera.
Highest 2 Lowest comienza como una adaptación aparentemente fiel del clásico High and Low de Kurosawa, pero rápidamente toma un rumbo propio. Lo que parecía un procedimiento policial clásico se convierte en una experiencia completamente distinta. Lo que parecía una crítica de hombres mayores desfasados, evoluciona hacia un relato emocional e inesperado. Y lo que en un inicio parece la más floja de las cinco colaboraciones entre Washington y Lee, termina posicionándose entre las mejores.
Ambiciosa, divertida y orgullosamente negra, Highest 2 Lowest toma inspiración de un cineasta japonés, pero su esencia es indiscutiblemente la de Spike Lee.
En esta historia, Denzel Washington interpreta a David King, un millonario productor musical y director ejecutivo de Stackin’ Hits Records, conocido por su oído infalible. Aunque hace años vendió parte de su empresa, ahora quiere recuperar el control total, incluso si eso le cuesta toda su fortuna. Sin embargo, su plan se ve interrumpido cuando un grupo de secuestradores, intentando raptar a su hijo Trey (Aubrey Joseph), secuestran por error a Kyle (Elijah Wright), el hijo del chofer y amigo de la familia, Paul Christopher (Jeffrey Wright). David y su esposa Pam (Ilfenesh Hadera) deben entonces arriesgarlo todo para rescatar al niño.
A pesar de seguir el esquema inicial de Kurosawa, la película transmite una sensación extraña en su primera mitad. El ritmo es lento, los personajes parecen distantes y la puesta en escena se siente fría. Incluso la música, omnipresente, resulta abrumadora. Dado que Lee ya fue criticado por remakes demasiado literales como Da Sweet Blood of Jesus y Oldboy, podría parecer que ha tropezado de nuevo. Sin embargo, aquí el arranque pausado parece más bien una decisión deliberada.
La primera mitad de Highest 2 Lowest se siente como una travesía por el desierto, en la que Lee y Washington, reencontrándose después de casi dos décadas, intentan reconectar con su esencia creativa. David King, al igual que muchos artistas, ha sido dejado atrás por el tiempo y las tendencias. Vive en una torre de marfil, alejado del pueblo, rodeado de reliquias del pasado: afiches y retratos de Joe Louis, George Foreman, Muhammad Ali y Toni Morrison decoran su casa. La cámara de Matthew Libatique evita los primeros planos, optando por encuadres amplios que revelan la ostentación del hogar. Llega un momento en que la abundancia visual satura al espectador, al punto de que uno deja de sentir empatía por sus protagonistas.
Sin embargo, ese desgaste forma parte del propósito de Lee: mostrar cómo los íconos también pueden perder el rumbo. Y es justo desde ese punto de vulnerabilidad que la historia empieza a transformarse. Highest 2 Lowest no es solo un ejercicio cinematográfico desbordante de energía; es una reflexión sobre el legado, la pérdida de relevancia y la necesidad de volver a lo esencial.